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jueves, 21 de febrero de 2013

La comida del futuro herencia de nuestros antepasados…


¡Hablemos de bichos comestibles!


La palabra entomofagia se define como la ingesta de insectos o artrópodos, como parte de la dieta o habito alimenticio.

Quiero resaltar que su diversidad es enorme, se calcula que por cada diez animales en el planeta ocho son insectos; aunque no todos son aptos para la ingesta humana, los que sí lo hacen suman un gran numero.


Quizá para algunos de nosotros no suena tan extraña la idea de comer chapulines, gusanos de maguey, escamoles (huevos de hormiga) o algunos otros insectos que son comunes en distintos lugares del país y que se pueden encontrar con cierta accesibilidad en temporadas específicas del año. Y si bien, para una gran cantidad de mexicanos es algo coloquial para muchos otros es inimaginable ¿comer insectos? ¡¡cómo!! Esto mismo sucede a nivel mundial, existen en el globo terráqueo otros lugares como Asia, Australia, África y América central en los que también se tiene como costumbre alimentarse de estos pequeños animales, mientras que en el resto del mundo es incluso hasta un tema tabú.


Hablando de México particularmente, es bien sabido que el uso y consumo de insectos nos fue heredado por los grupos culturales que habitaban Mesoamérica; entendamos entonces que es una práctica común desde la época prehispánica. No nos debe extrañar entonces que tan solo en el centro y sur del país se tengan contabilizadas más de 500 especies que aun se consumen en la actualidad.


A últimas fechas hemos escuchado con frecuencia sobre los problemas para alimentar a la gran y creciente cantidad de seres humanos que poblamos este planeta; una preocupación bastante seria por ello es que se están invirtiendo esfuerzos para el desarrollo de los llamados alimentos del futuro, alimentos verdaderamente funcionales que puedan servir como suplemento y complemento de los que ahora consumimos. 






Y aunque pudiera parecer sorprendente para muchos, los insectos son hacia donde se dirigen la mayor parte de los esfuerzos de investigación; y como no, si al observar y evaluar a detalle sus componentes, los resultados son para dejar con la boca abierta a cualquiera; ¿no me creen? Chéquense estas cifras.


Si tenemos 100 gr de carne de res seca, su contenido de proteínas va del 54 al 57%, mientras que si tenemos 100gr de chapulines secos hay un 62 a 75% de proteína.


Ahora, según algunos estudios los insectos contienen aminoácidos esenciales (componentes que necesitan ser ingeridos en los alimentos pues no los produce el cuerpo humano) y en muchos casos su ingesta aporta cantidades mayores que las mínimas recomendadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); además contienen calcio, magnesio, sales minerales y algunas larvas contienen ácidos grasos de buena calidad.


No extraña entonces que poco a poco se esté incrementando su consumo y que incluso se hable ya, de producción de mini-ganado para la alimentación futura de la creciente población mundial; considero que es momento de ocuparnos en México de la producción controlada como existe en otros países, para asegurar la supervivencia de las especies endémicas y con ello su consumo en el futuro.



Redacción 
Paloma Ortiz

Fotografía
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http://www.rnw.nl/data/files/imagecache/must_carry/images/lead/insectosxosecastro.jpg




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